Matrimonio

 
 

¿Qué es el Matrimonio según la Biblia?

Por David Vaughn Elliott


Fue establecido en la tierra antes de la iglesia de Cristo. Existía en el mundo antes de cualquier gobierno civil, es más antiguo que cualquier institución humana. ¿Qué es? Es el hogar, es la familia, es el matrimonio. El matrimonio no es invención humana, mucho menos es producto de una supuesta evolución. El hogar es creación divina, establecido por el creador del universo para la vida en nuestro planeta tierra.

Fue el eterno Dios del universo quien dijo: "No es bueno que el hombre esté solo". Fue Jehová Dios quien dijo: "por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer". Fue nuestro Padre celestial quien dijo a las criaturas que nacen de tales uniones: "Honra a tu padre y a tu madre". (Vea Génesis 2:18; 2:24; y Éxodo 20:12.)

Mucho se pudiera decir acerca de las grandes bendiciones que existen para los que llevan una vida familiar de acuerdo con las direcciones divinas. De la misma manera, mucho se pudiera decir acerca de la vida tan imposible que viven los que tienen sus hogares llenos de alcohol, egoísmo, fornicación, amor al dinero, chismes, celos, desobediencia, y todos los demás pecados. A pesar de esto, tales temas importantes no caben dentro del plan de este pequeño folleto. Más bien, el único propósito de este folleto es ofrecer una aclaración por medio de la Santa Biblia acerca del significado de la palabra matrimonio.

Dice el eterno Dios en Hebreos 13:4: "Sea el matrimonio honroso en todos, y el lecho matrimonial sin deshonra, porque a los inmorales (fornicarios) y a los adúlteros los juzgará Dios". Lecho simplemente quiere decir cama. Lo que Dios quiere decirnos es muy claro: cuando un varón y una mujer participen de la misma cama, si se trata de un matrimonio no hay ningún pecado, sino que es honroso. En cambio, si no se trata de un matrimonio, es entonces un caso de fornicación. El juicio sobre los fornicarios se expresa en Apocalipsis 21:8, donde se nos advierte sobre el "lago que arde con fuego y azufre". Dicho de otra manera, la relación sexual dentro del matrimonio queda bendecida por Dios; mientras que la relación sexual fuera del matrimonio resulta en condenación eterna.

Pero, ¿en qué exactamente consiste el matrimonio? Según el reconocido diccionario Pequeño Larousse Ilustrado, el matrimonio es "unión legal del hombre y la mujer". Lastimosamente, hay predicadores que trabajan en Centro América en muchas iglesias de Cristo quienes afirman que según la Biblia no hay necesidad de nada legal para formar un matrimonio. Dicen ellos que no hay necesidad ni de juez, ni de alcalde, ni de abogado, ni de testigos, ni de una tercera persona. Sostienen que el matrimonio es algo que se puede llevar a cabo en completo secreto, sin que sepa ni padre, ni madre, ni los hermanos de la iglesia. Sostienen que el único testigo necesario es Dios. Según ellos, cuando las personas se unen así, no es fornicación.

Dichos predicadores afirman que para ser lícito el contrato matrimonial, son necesarios sólo tres personas: el hombre, la mujer, y Dios. Para apoyar su idea citan Génesis 2:22-24 (a lo cual se refiere Jesús en Mateo 19:3-6 y Marcos 10:1-12). También citan Proverbios 2:17 y Malaquías 2:14. Dicen que Dios es el único que puede juntar a dos personas en el santo estado del matrimonio. Dicen que un alcalde incrédulo no lo puede hacer. ¿Serán ciertas tales ideas?

Todos sabemos que, según Génesis 2, Dios fue el único que unió a Adán y Eva. Claro que sí. En aquel entonces, no existía una tercera persona en todo el mundo ni para casarlos ni para ser testigo. Es Dios quien hizo a la mujer y la trajo a Adán. No obstante, ¿quién se atreverá a decir que hoy día un joven tiene que esperar a que Dios le haga caer un sueño profundo, que le tome una costilla de su lado, que le fabrique una señorita, que se la traiga y le diga que ésta es la señorita con quien se tiene que casar? ¿Qué joven hoy en día esperaría de parte de Dios para que sólo Dios junte a los dos en matrimonio? A pesar de que el primer matrimonio tenía que ser así; ¿qué tiene que ver esto con la realidad de la raza humana desde cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra?

Envuelve Unas Terceras Personas

Malaquías 2:14-15; Mateo 19:4-6; y Marcos 10:9 ciertamente afirman que Jehová Dios junta a una pareja en el matrimonio. No obstante, en ningún momento quiere decir esto que no hay otras personas involucradas. Para entender esto mejor, consideremos dos otros ejemplos bíblicos que afirman que Dios hace cierta cosa, cuando en realidad Dios utiliza al ser humano para llevarlo a cabo. En primer lugar, Hechos 2:47 nos dice que "el Señor añadía cada día al número de ellos los que iban siendo salvos". Dice que el Señor los añadió. Sin embargo, esta añadidura por Dios envuelve el bautismo que se lleva a cabo por el ser humano (Hechos 2:28,41). Algún cristiano tiene que bautizar al pecador para que Dios añada al pecador a la iglesia. Dios lo añade cuando un cristiano lo bautiza. Todos nosotros que pertenecemos a la iglesia de Cristo lo sabemos muy bien. Si alguno nos afirmara que es miembro de la iglesia del Señor sin que otro humano lo haya bautizado, le diríamos con amor que está muy equivocado. Si él dijera que sólo Dios en secreto en la casa lo añadió a la iglesia, le explicaríamos que Dios jamás lo hace en secreto sin la intervención de otro ser humano.

Igual es el caso de los obispos (ancianos) de la iglesia. En Hechos 20:28, Pablo dice a los ancianos de la iglesia de Éfeso que "el Espíritu Santo les ha hecho obispos". Empero al mismo tiempo, la Biblia nos informa que también otros hombres están envueltos en hacerlos obispos. Por ejemplo, dice Hechos 14:23 que Pablo y Bernabé "designaron ancianos en cada iglesia". Pablo mandó a Tito (Tito 1:5) "que pusieras en orden lo que queda, y designaras ancianos en cada ciudad". Los ancianos siempre son seleccionados y apartados para la obra por los otros miembros de la iglesia. ¿Cual iglesia aceptaría como anciano a un hermano que dijera "Anoche en mi casa el Espíritu Santo me puso como obispo de esta iglesia"? "¡Qué atrevido!" diríamos. "Usted es igual a los falsos apóstoles mencionados en Apocalipsis 2:2".

Así que, la Biblia enseña claramente que cuando un cristiano bautiza a otra persona para perdón de sus pecados, el Señor lo añade a la iglesia. Asimismo, cuando una congregación, junto con evangelistas o ancianos, seleccionan y apartan a unos hermanos como ancianos, el Espíritu Santo los hace obispos de la iglesia. De igual manera, vamos a comprobar a continuación que cuando una autoridad civil une a dos personas en santo matrimonio, el Señor del cielo en aquel momento (ni antes ni después) los junta a los dos, también.

Según el conocimiento de este escritor, en todas las culturas de todos los países, siempre hay y siempre han habido ciertas reglas para definir bien lo que es el matrimonio. Claro que no siempre envuelven una alcaldía; no siempre envuelven papeleo. Sin embargo, en cualquier sociedad, siempre envuelven unas terceras personas. Siempre envuelven ciertos hechos públicos reconocidos por todo el mundo como el momento precioso del casamiento. Si esto no fuera así, ¿de qué manera pudiéramos distinguir entre el matrimonio y la fornicación? Por ejemplo, si una señorita cierta noche fuera a la casa de cierto varón para dormir con él, ¿cómo sabría su padre que reacción tener? ¿Debería entristecerse porque su hija fornicó, o debería regocijarse porque se casó?

Es cierto que la Palabra de Dios no menciona una ceremonia específica que hay que usar para poder efectuar un matrimonio. A pesar de esto, siempre hay algo formal que envuelve terceras personas. En el huerto de Edén, Dios trajo la novia al novio, y palabras formales fueron expresadas entre Dios y los novios antes de que los novios tuvieran relaciones sexuales. No había otros seres humanos presentes en esta boda por el simple hecho que no existían. No obstante, sí, definitivamente había una presentación formal y fueron expresadas unas palabras formales. El matrimonio siempre es así. Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, la Biblia reconoce las formalidades del matrimonio en muchas maneras, y siempre con terceras personas envueltas. Así que siempre había un compromiso público antes de vivir juntos y también antes de tener relaciones sexuales. Desde la edad patriarcal hasta el día de hoy, parece que la costumbre matrimonial más común en todo el mundo es que corresponde al padre de la novia dar permiso para que ella se case.

El caso de Dina, en Génesis 34, sin lugar a dudas señala la necesidad del permiso. Vale la pena leer todo el capitulo. Es bien claro y bien fuerte. El versículo 2 dice que Siquem se acostó con Dina "y la violó".  Hay que señalar que "se la llevó" (versículo 2) y que ella vivía en casa de él hasta que los hermanos lo mataron (versículo 26). Sin embargo, aunque ellos vivían juntos, nadie consideraba que estaban casados, ni siquiera Hamor, el padre pagano del joven Siquem. Desde el versículo 4 en adelante, Siquem busca la manera de casarse con ella por medio de un acuerdo entre los padres de los dos. Pero ya el daño se había hecho. ¿Cual daño? El vivir unido y acompañado con la señorita antes de conseguir el debido permiso para tomarla por mujer. Es decir, no se casó con ella. No hubo matrimonio. Desde el versículo 2 hasta el versículo 7, se puede ver que tal actuación constituye una violación, una deshonra, una ofensa. El versículo 31 agrega que, al vivir Siquem con su hermana sin casarse con ella, los hijos de Jacob entendieron que él estaba tratándola como ramera.

Es cierto que hoy, como cristianos, no podemos seguir el ejemplo de la violencia de los hijos de Jacob. No obstante, esa violencia nos sirve para aclarar en qué consistía el matrimonio para los patriarcas. Nos informa, de la manera muy dramática, lo que pensaron ellos sobre vivir juntos acompañados o unidos sin haber antes contraído el matrimonio según las normas de aquella sociedad. ¿Cuáles normas? El permiso de los padres de antemano.

Muchos afirman que la relación sexual en sí constituye el matrimonio. Ellos creen que la declaración de Dios: "serán una sola carne", es una declaración de la acción de casarse. Sin embargo, 1 Corintios 6:16 claramente enseña que cuando un hombre se une con una ramera, llega a ser "una sola carne" con ella. ¡Ciertamente ellos no están casados! Así que, en ningún momento es la relación sexual el mismo matrimonio. Al contrario, la relación sexual es un privilegio de los ya casados; pero la relación sexual es un grave pecado de la fornicación cuando se realiza fuera del matrimonio. La ley de Moisés dice que el dormir con una virgen sin primero casarse con ella es una seducción. También, dice el texto que el joven que lo hace debe casarse con ella, si es que el padre lo permite (Éxodo 22: 16-17).

La Biblia está llena de referencias sobre la parte de los padres en el matrimonio. En Mateo 24:37-38, Cristo habla de los días antes del gran diluvio de Génesis 6 al 8. Cristo une aquel tiempo con el tiempo de su segunda venida, proclamando que en ambas oportunidades se encuentra la gente "comiendo y bebiendo, casándose y dándose en matrimonio". "Dándose en matrimonio" dice Cristo. Y Pablo en 1 Corintios 7:38, al hablar del padre de una virgen, se expresa así: "Él que da en matrimonio a su hija virgen, hace bien". Esta expresión, que se halla tantas veces en la Biblia, prueba que el matrimonio envuelve el debido permiso y un compromiso público. Nunca es algo privado entre dos personas y Dios. Como se puede leer en 2 Samuel 13:11-13, Tamar suplica a Amnón que no la abuse, ofenda, y deshonre, sino que consiga el permiso de su padre, el rey, antes de acostarse con ella.

Muchos dicen que "tener a un hombre" o "tener a una mujer" constituye el matrimonio. Muchos que viven unidos sin casarse se atreven a afirmar que su compañero o compañera es su esposo o su esposa. Esto es mentira. Jesús aclaró que tener a un hombre no es lo mismo de tener a un esposo. A una mujer samaritana, Jesús le dijo, "Bien has dicho: 'No tengo marido', porque cinco maridos has tenido, y él que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad" ( Juan 4: 17-18). "El que ahora tienes no es tu marido", dijo Jesús. Él que no está casado legalmente, si él desea decir la verdad, tiene que admitir: "no tengo cónyuge. Soy en verdad soltero, aunque pretendo vivir como si fuera casado".

Envuelve Formalidades Públicas

Desde Génesis hasta Apocalipsis, la Biblia está llena de referencias de las cosas que están envueltas en las bodas. Sean en acontecimientos históricos, en referencias proféticas, o en las parábolas del Señor Jesús, mucho se habla de bodas. Hay muchas referencias a las fiestas de bodas, como las famosas bodas de Caná en las cuales el visitante más ilustre fue Jesús de Nazaret. Hay referencias a vestidos de bodas (Mateo 22:12; Apocalipsis 19:7-8), bendiciones especiales antes de las bodas (Rut 4:11), y compañeros especiales de bodas (Jueces 14:10-11). El matrimonio en la Biblia envuelve bodas. O, para ser más exacto, en el Nuevo Testamento matrimonio es bodas.

 Algunas personas en Centro América tratan de explicarnos que es el matrimonio, haciendo referencia a la derivación de asa palabra española. Sin embargo, en estudios de derivación hay que tener cierto cuidado. Muchas veces la derivación de una palabra es interesante, sin ayudar en nada aclarar el significado verdadero de la palabra. Un ejemplo muy instructivo es la palabra rascacielos. Para su derivación, dividimos la palabra en sus dos partes: rasca y cielos. Aunque es interesante y hasta chistoso, este origen de la palabra nada en absoluto nos aclara si se trata de un alto edificio, de un avión volando en el aire, o de un volcán en momento de hacer erupción. En cuanto a la derivación de la palabra española matrimonio, el diccionario Pequeño Larousse nos informa que procede de latín. Puesto que el Nuevo Testamento originalmente fue escrito ni en español ni en latín, sino en griego, tenemos que recurrir al idioma griego si deseamos entender la palabra matrimonio en el Nuevo Testamento.

La palabra griega que se traduce matrimonio en Hebreos 13:4, es gamos. De esa palabra griega, tenemos en español palabras como polígamo y monógamo. Dicha palabra griega aparece en el Nuevo Testamento griego 15 veces. De estas 15 veces, 14 veces se traduce en español como bodas o boda (Mateo 22:2 -12; Juan 2:1-2; etc.). Una sola vez, en Hebreos 13:4, se traduce como matrimonio. Esto se puede comprobar en La Nueva Concordancia Greco-Española del Nuevo Testamento, compilada por Hugo Petter, pagina 99, en muchas librerías. ¿Qué es lo que se comprueba con esto? Que matrimonio es bodas; que bodas es matrimonio. El texto en Hebreos entonces nos dice: "Sean las bodas honrosas en todos, y el lecho matrimonial sin deshonra, porque a los inmorales (fornicarios) y a los adúlteros los juzgará Dios". Por tanto, si no hay bodas, no hay matrimonio. Si no hay compromiso y reconocimiento público, no hay matrimonio.

Los predicadores que afirman que sólo Dios puede unir a una pareja, totalmente ignoran la realidad. ¿Quién conoce a cualquier pareja que ha hecho un contrato secreto sin contraer matrimonio civil? ¿Cuál pareja no casada puede asegurarnos que antes de su primer relación sexual, ellos en secreto llamaron a Dios como su testigo de que se estaban prometiéndose vivir juntos hasta la muerte?

Debe ser claro que cualquier pareja que tenga bien hacer un contrato, no tendría ningún inconveniente en hacerlo público. Cuando se unen un hombre y una mujer sin el matrimonio civil, o es porque no están dispuestos a comprometerse o es que por ignorancia, ni siquiera les pasa por la mente la necesidad de tal compromiso.

Los mismos predicadores que dicen que pueden hacer este contrato en privado, a la vez dicen que "se deben casar por lo civil cuando puedan". Estos predicadores reconocen que tanto Romanos 13:1-7 como 1 Pedro 2:11-17, enseñan que todo cristiano tiene la obligación de obedecer a los gobiernos civiles. Pero ¿por qué se debe obedecer al gobierno cuando sea conveniente y no desde el principio? Si una pareja debe casarse por lo civil, entonces debe hacerlo antes de unirse. Todas sabemos que en el mundo de hoy, el permiso para el matrimonio procede no solamente de los padres de uno, sino también del gobierno de cada país, puesto que los gobiernos han decretado leyes matrimoniales. Cualquier ciudadano recto no tiene ningún inconveniente en cumplir tales leyes.

Es muy cierto que el matrimonio es de Dios; y a la vez es un contrato social. Por lo mismo, cada sociedad hace sus propias reglas. Y ya que Dios reconoce la autoridad de los gobiernos civiles, ellos entonces tienen todo el derecho de establecer las normas de lo que es y no es el matrimonio. Si desobedecemos las leyes de nuestra patria, estamos desobedeciendo a Dios. Si la ley civil dice que dos personas no están casadas, entonces Dios está de acuerdo. Dios junta a una pareja cuando ellos se comprometen públicamente según las normas de la sociedad en que viven. A no ser así, no habría modo alguno para distinguir entre el matrimonio y la fornicación.

Dichos predicadores nos dicen que algunas veces no se puede luego "legalizar su matrimonio" por falta de documentos o falta de dinero. Tales argumentos en verdad son pretextos. En Centro América tales problemas normalmente se resuelven con facilidad, especialmente cuando los hermanos de la iglesia tienen la buena voluntad de ayudar a personas necesitadas.

Envuelve el Arrepentimiento

La triste verdad en Centro América es que muchas iglesias que usan el nombre Iglesia de Cristo no tienen tal buena voluntad de ayudar a las personas a arreglar sus vidas personales. Muchas veces hay voluntad de bautizar a cuanta gente posible, sin que a la vez haya voluntad de ayudarles arrepentirse de sus vidas pecaminosas. Nosotros de las iglesias de Cristo muy bien sabemos que no sólo por fe se salva el hombre. Recordemos que tampoco se salva el hombre sólo por el bautismo. Declara Hechos 2:38, "Arrepiéntanse y sean bautizados... para perdón de sus pecados". Así que sin arrepentimiento no hay salvación. Además, Romanos 6:1-6 dice que no hay salvación sin crucificar el hombre viejo. En un contexto estrechamente relacionado con el bautismo, el versículo 6 dice: "Sabemos esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con Cristo, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado". Si no ayudamos a la gente a destruir el cuerpo del pecado, estamos practicando un bautismo falso que no salva a nadie. "Crucificado" y "destruido" son dos palabras fuertes. Sin embargo, de ninguna otra manera se puede resucitar para andar en "novedad de vida" (versículo 4).

Hay Iglesias de Cristo que ni siquiera permiten bodas en sus locales, aun cuando los propios miembros lo solicitan. No es de sorprenderse, pues, que en más de un país de Centro América, la Iglesia de Cristo se conoce comúnmente como la Iglesia de los Fornicarios. Lastimosamente Romanos 2:24, se aplica cabalmente a tales congregaciones: "El nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de ustedes". En tal circunstancia es muy importante aclarar al público en general que no todas las iglesias de Cristo creemos de esa manera. Existen iglesias de Cristo que proclamamos "la santidad, sin la cual nadie verá al Señor" (Hebreos 12:14).

¿Cuál serán las verdaderas razones por qué tantas personas hoy viven unidos o acompañados, sin el matrimonio, sin casarse? Aunque en algunos casos bien se puede tratar de ignorancia, en la mayoría de los casos, según la experiencia de este escritor, el problema ni es ignorancia, ni es falta de documentos, ni falta de dinero. Más bien, normalmente es una falta de voluntad de hacer un compromiso. Es falta de amor verdadero.

Dos personas desean disfrutar los placeres de las relaciones sexuales sin los compromisos correspondientes. Ellos desean vivir unidos por el momento, pero siempre con una salida fácil. Desean experimentar y probar. Y siguen "probándolo" año tras año. De acuerdo a la experiencia mía, cuando se comienza a hablar a tales personas acerca del matrimonio, casi siempre mencionan los problemas que todavía tienen. Todavía hay falta de confianza, falta de amor, y falta de comprensión. Hasta la fecha no quieren entrar en compromiso. "Usted no sabe como es ella". "Usted debe ver como es él". Aunque han convivido por varios años, todavía desean tener la posibilidad de una salida fácil. Todavía no aman a la otra persona lo suficiente para decirle: "Yo viviré contigo hasta que la muerte nos separe, pase lo que pase". En tales casos entonces, me encuentro dando consejos matrimoniales a la pareja no casada, hasta que ellos cambien su manera de tratar el uno al otro. Sólo cuando se arrepientan de sus malas actitudes es posible convencerles comprometerse el uno al otro en el matrimonio.

Los predicadores ya mencionados suelen decir a los jóvenes de la iglesia que sí tiene que casarse. Estos mismos predicadores dicen a las parejas mayores de edad, quienes han vivido juntos por muchos años, que ya son unidos por Dios y por eso no tienen que casarse. Ahora bien, si las parejas mayores pudieron "casarse" en secreto sólo con Dios como testigo, ¿por qué no lo pueden hacer las parejas jóvenes? ¿Cuál es la diferencia? En realidad esta es una clara confesión de que lo que hicieron las parejas mayores no fue correcto.

Además, en Guatemala dicen que el gobierno civil reconoce una unión de hecho en lugar del matrimonio, y que nosotros los cristianos lo debemos reconocer, también. Pero si queremos seguir la Biblia, esto envuelve varias contradicciones. El primer requisito de la ley de Guatemala para establecer una unión de hecho es que necesita comprobar que las dos personas han convivido por más de tres años. Tres años de fornicación, entonces, es uno de los requisitos para reconocer una unión de hecho. Además de esto, para reconocer una unión de hecho según la ley de Guatemala, sólo es necesario que una de las dos personas se presente ante las autoridades. Las autoridades se le concederán la calidad de unión de hecho aun cuando existe oposición de parte de la otra persona. Esto, hermanos, en ningún momento es el santo matrimonio. Es más bien una manera de buscar alguna protección legal cuando el compañero de uno desea disfrutar los beneficios del matrimonio sin aceptar las responsabilidades correspondientes.

Rechacemos, entonces, tales uniones. Rechacemos la idea de que las parejas mayores pueden pecar mientras que los jóvenes tienen que hace las cosas correctamente. La misma ley es para todos. "Sea el matrimonio honroso en todos". Unirse en secreto es una deshonra. Comprometerse en público para luego unirse, esto sí es honroso.

¿Qué deben hacer las parejas que viven unidos-acompañados sin el matrimonio? ¡Deben arrepentirse y arreglar sus vidas lo más pronto posible! Por lo general, no deben separarse, sino casarse. No deben buscar cualquier pretexto para abandonar a la persona con quien están viviendo, ni mucho menos casarse con una nueva persona. Esto sería agregar pecado a pecado. En este pequeño folleto no intentamos discutir los varios casos difíciles que lastimosamente existen. En la mayoría de los casos cuando dos personas viven unidas sin los lazos del matrimonio, no hay nada bíblico ni legal que los impide casarse. Tales parejas no deben separase. Deben casarse. Nosotros como cristianos y miembros de las iglesias de Cristo debemos darles toda la ayuda moral, espiritual, y material que puedan necesitar, para que se casen lo más pronto posible.

Algunas veces, a las parejas que han convivido por bastantes años, les da vergüenza casarse delante de sus hijos y hasta nietos. A tales personas les pregunto: "¿Cuál de estas cosas les da más vergüenza: casarse o seguir fornicando?" También les explico que tienen una excelente oportunidad de ser un buen ejemplo a los demás. ¡Gloria al Señor, en varias oportunidades las parejas han aceptado este consejo y así han traído gozo a muchas personas!

Envuelve un Compromiso Público

El matrimonio es un compromiso público. ¡Qué compromiso tan bonito entre un hombre y una mujer! "¿Tomaras a esta mujer como tu esposa, para vivir juntos, según lo ordenado por Dios, en el santo estado del matrimonio? ¿La amarás, la consolarás, y la honrarás? ¿La cuidarás en enfermedad y en salud, y rechazando a todas las demás mujeres, te guardarás para ella mientras los dos vivieran?" "Yo fulana, te tomo, fulano, como mi esposo legítimo para tenerte y guardarte desde este día en adelante, para bien o para mal, en riqueza o en pobreza, en enfermedad o en salud, para amarte y protegerte, hasta que la muerte nos separe, según las ordenanzas santas de Dios. Para esto te aseguro mi verdad". El vivir juntos sin tal compromiso es puro egoísmo. El vivir juntos toda una vida con tal compromiso tan bello, abre las puertas a unas de las bendiciones más preciosas que Dios nos ofrece en esta vida. "Sea el matrimonio honroso en todos, y el lecho matrimonial sin deshonra, porque a los inmorales (fornicarios) y a los adúlteros los juzgará Dios".    

Escrituras tomadas de la Nueva Biblia de las Américas (NBLA),
Copyright © 2005 por The Lockman Foundation.
Usadas con permiso. www.NuevaBiblia.com

                          

Primera Impresión: diciembre de 1987.
Revisada: febrero de 1991.
Revisada: enero de 2024.
Paste text here.