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¿Detuvo Dios El Reloj Profético?

Por David Vaughn Elliott


¡La profecía de Daniel de las setenta semanas es una de las grandes pruebas de que Jesús de Nazaret es el Mesías! Es una de las profecías más claras para detallar la obra del Mesías. También es una predicción sobresaliente del juicio final de Dios sobre Jerusalén y el templo.

La semana final, la semana número setenta de Daniel 9 es el corazón de este mensaje profético. Vimos pruebas de que esta semana se cumplió entre el año 26 y el año 33 d.C. La muerte de Jesús por nuestros pecados ocurrió en la misma mitad de estos años, en el año 30 d.C. Vimos, además, pruebas de que el desenlace final de esta profecía se cumplió en el año 70 d.C., cuando los romanos destruyeron a Jerusalén y el templo. El capítulo 9 de Daniel ha sido total y maravillosamente cumplido.

“No es así”, dice el futurismo. La interpretación futurista dice que la semana final de Daniel ¡todavía está en el futuro!

“El Reloj Profético se Detuvo”

Según la interpretación futurista, “el reloj profético de Dios” siguió funcionando sin fallar por 69 semanas (483 años). Luego, repentinamente el reloj se detuvo y no ha dado un solo paso desde aquel entonces.

Otra metáfora que se usa frecuentemente es que nuestra época presente de la iglesia está en un paréntesis o una brecha. El futurismo reclama que el plan profético mayor de Dios por todas las edades se relaciona con el Israel físico en la tierra física. Dicen que cuando los judíos rechazaron a Jesús, Dios detuvo estos planes para Israel e instituyó la iglesia.

En su libro “The Rapture” (el Rapto), que fue un best seller, Hal Lindsey escribe:

Dios obviamente detuvo el “reloj profético” después de que había marcado 483 años… Puesto que Israel falló al no aceptar a su Mesías y “lo cortaron” al crucificarlo, Dios paró la cuenta regresiva siete años antes de completarla. Durante el consiguiente paréntesis en el tiempo, Dios ha cambiado Su enfoque hacia los gentiles y creó la iglesia.(1)

Las declaraciones de Lindsey son muy preocupantes. Él indica que cuando los judíos crucificaron a Jesús, ¡Dios tuvo que cambiar sus planes! Esto quiere decir que el ministerio de Jesús fue un fracaso, que Jesús no logró hacer lo que vino a cumplir en la tierra. En otras palabras, él dice que el reino milenario para los judíos había estado en la plataforma de lanzamiento por 483 años sin ningún problema. Faltaban solamente siete años cuando de repente Dios tuvo que detener la cuenta regresiva. El plan de Dios para los judíos se puso en espera; ¡y ha estado en espera por más de mil novecientos años! Este concepto es una de las piedras fundamentales del sistema futurista (dispensacionalista).

“En el Rapto, el Reloj Comenzará de Nuevo”

Además, el futurismo dice que Dios no puede seguir con sus planes relacionados con Israel mientras la iglesia de Jesús permanezca en el mundo. El futurismo dice que “el Rapto” tiene que suceder antes de que el plan profético de Dios pueda encaminarse nuevamente. Hal Lindsey lo explica de esta manera: “El Señor raptará a los creyentes que pertenecen a la Iglesia antes del comienzo de la semana setenta de Daniel”.(2)

Después de sacar la iglesia de en medio, dice el futurismo, Dios puede reanudar Su trato con los judíos por siete años más y así completar la semana final de Daniel. El futurismo llama a este período de siete años “la Tribulación”. Daniel 9 es el único texto ofrecido por el futurismo para apoyar su idea de que la Tribulación será por siete años. Hal Lindsey escribe de “este período, que durará siete años. Los estudiantes de la profecía comúnmente han llamado este tiempo 'la Tribulación'… El profeta Daniel da la estructura para la era de la tribulación en Daniel 9:24-27”.(3)

Existe una pequeña variación de la interpretación futurista que dice que el período de siete años no comienza exactamente en el Rapto, sino poco después del Rapto cuando el Anticristo firme un pacto con Israel. Hablando de este pacto entre el Anticristo e Israel, Tim LaHaye dice: “la firma del mismo gatillará el reloj profético de Dios, y de ahí en adelante a la raza humana le quedarán solamente siete años sobre la tierra”.(4) Hablando del mismo pacto en El Comando Tribulación, “Dejados Atrás” #2 , LaHaye y Jenkins ponen estas palabras en las bocas del Comando Tribulación: “El pacto de los siete años… señala en realidad el comienzo del período de siete años de la tribulación… Pero una vez que acontezca, el reloj empieza a moverse… hacia la instalación que hace Cristo de su reino en la Tierra”.(5) El futurismo está diciendo que hasta el Rapto y la firma del pacto después del Rapto, el reloj profético de Dios está detenido.

Para entender la importancia de este asunto al criticar la serie “Dejados Atrás”, uno tiene que reconocer que la serie completa se basa sobre esto. La trama completa se basa en esta presunción futurística: el reloj de Dios se detuvo mientras Jesús estaba en la tierra la primera vez, y el reloj comenzará a funcionar poco después del Rapto. Si el detenimiento del reloj de Dios es, de hecho, una teoría sin pruebas, entonces no hay ningún fundamento bíblico para la serie “Dejados Atrás”.

La interpretación futurista dice que ninguno, o solamente una porción de los seis asuntos mencionados en Daniel 9:24 se cumplieron en la primera venida de Jesús. Dice que Jesús tiene que regresar para cumplir completamente Daniel 9:24. El futurismo enseña que la iglesia no es el reino, que Israel sigue siendo la nación escogida de Dios y en la Edad Milenaria habrá un futuro reino terrenal judío que comenzará después de la Tribulación.

En pocas palabras, la interpretación futurista coloca la mayoría de la profecía de Daniel de las setenta semanas en la misma categoría que coloca la mayor parte del libro de Apocalipsis y la mayor parte de la profecía bíblica —en algún tiempo en nuestro futuro. Según el futurismo, el Rapto tiene que suceder antes de que la mayor parte de la profecía bíblica pueda comenzar a cumplirse. Los planes de Dios en el presente están en espera.

La Profecía No Dice “350 Semanas”

El dispensacionalismo futurista premilenarista es el único método de interpretación de la profecía que mantiene una teoría de paréntesis (brecha, reloj detenido). Es también el método que tan fuertemente afirma que la interpretación literal es la roca de fondo de su sistema. El futurismo dice que las profecías del Antiguo Testamento acerca de Israel tienen que ser interpretadas literalmente.

¿En verdad pueden sostener una interpretación literal? Hay que mantener en mente que la profecía de las setenta semanas es uno de los textos proféticos principales que trata con Israel. ¿Cómo aplica el futurismo el principio de interpretación literal a la profecía de las setenta semanas? Primeramente, el futurismo reclama que días representan años; la interpretación historicista está de acuerdo. Sin embargo, ¡esto no es una interpretación literal! El futurismo enseña que una vez que se convierten en años, 483 días representan 483 años literales desde la orden de reconstruir a Jerusalén hasta la llegada del Mesías; la interpretación historicista está de acuerdo. El futurismo reclama que los últimos siete años son siete años literales; la interpretación historicista está de acuerdo. Sin embargo, el acuerdo se acaba completamente en este punto porque el futurismo coloca una gran brecha de tiempo entre los 483 años y los finales 7 años. ¿Está de acuerdo esta brecha con el método literal de interpretación? Considere lo siguiente:

La profecía predice setenta semanas. Una semana tiene siete días. Setenta veces siete son 490. Daniel 9 es una profecía acerca de 490 años. Sin embargo, el futurismo detiene la profecía en 483 años e interpone más de 1,900 años reclamando que los últimos 7 años todavía están en nuestro futuro. ¡Casi 2000 años intercalados! ¡Estos son más de cuatro veces el total de 490 años que son el tema de la profecía en Daniel! Para que fueran números literales, Daniel hubiera dicho, “350 semanas están determinadas”. (350 es el número aproximado de “semanas” necesarias para finalizar la profecía temprano en el siglo veintiuno). Sin embargo, Daniel no dijo “350 semanas”. Él dijo, “70 semanas están determinadas”. El futurismo sencillamente no es tan literal como trata de hacernos creer. En efecto, el futurismo afirma que 70 = 350 a pesar de que nunca lo expresarían de esta manera. La interpretación historicista afirma que 70 = 70.

El concepto de un “reloj profético” en sí es una figura y de hecho una figura que nunca se encuentra en las Sagradas Escrituras. ¿Qué pasó con este reloj? ¿Por qué se paró? ¿Falló o fue un artefacto de engaño? ¿Cuál? Dicho de otra manera, ¿sabía Dios que el reloj pararía o no lo sabía? Ninguna de las posibilidades nos agrada. Según el futurismo, por más de mil novecientos años Dios no ha reparado Su reloj. De todos modos ¿qué pasó? ¿Cuál escenario está usted dispuesto a defender?

Primer escenario: El reloj tenía defectos y falló; no funcionó bien. Dios no sabía que iba a fallar y no tenía poder para remediar la situación. El reloj paró; Dios no tenía control sobre él.

Segundo escenario: Se fabricó el reloj para engañar. Dios sabía que iba a parar, pero no quería arreglarlo. Dios permitió que el reloj funcionara por un tiempo como un reloj confiable, sabiendo desde el principio que era un producto defectuoso.

¿Con cuál escenario podría usted vivir? Cuando considere seriamente las implicaciones, ¡es ridículo decir que el reloj profético de Dios no funcionó bien! ¿Fue una sorpresa para Dios? O, ¿sabía Dios que Su plan fracasaría, pero era una víctima indefensa? O, ¿acaso fue el plan de Dios engañar a los judíos?

¿Setenta Son Setenta?

Alguien ha explicado lo absurdo que es la teoría del paréntesis de esta manera: Usted planifica un viaje de Los Ángeles a Chicago. Cuando sale de Los Ángeles, ve un rótulo con la inscripción: Chicago – 70 kilómetros”. Usted viaja por 69 kilómetros y ve otro rótulo que señala hacia atrás con la inscripción “Los Ángeles – 69 kilómetros” y señala adelante con la inscripción: “Chicago – 1 kilómetro”. Debajo de eso, hay otra línea en letra pequeña que dice: “(más 2000 kilómetros)”. ¿Quién creería tal escenario?

He aquí otra manera de considerarlo. Se toma una regla. Se le corta el último centímetro. Se une el centímetro con la otra parte de la regla con un elástico. Ahora tenemos una regla nueva. Estira el elástico un poquito o mucho según su antojo. Ahora esta regla es una regla muy literal: consiste de 99 centímetros literales más un centímetro literal para un total de 100 centímetros. Es una regla muy literal, ¿verdad que sí? Pero, ¿qué del elástico en el medio? ¡Qué importa! todavía es una regla buena, ¿verdad que sí? Con los 100 centímetros completos. ¿Quisiera usted hacer negocios con el dueño de esta regla?

Cuando este servidor estuvo en Guatemala, enseñaba una clase bíblica semanal a un joven en su hogar. Puesto que conocía mucho de la Biblia, las preguntas proféticas siempre salían, incluyendo Daniel 9.

Un día le pregunté: “Julio, ¿qué pensaría si yo le pidiera prestado a usted mil quetzales? [El quetzal es la moneda nacional.] Yo prometo pagarle en ocho semanas. Cuando pasan siete semanas, vengo y le digo a usted, 'Julio, hay un asunto pequeño que no le mencioné. Entre la séptima y la octava semana de nuestro acuerdo, hay un espacio de diez años.' ¿Qué pensaría de mí?” Sin titubear, Julio César dijo, “Usted sería un estafador”.

Con estos ejemplos en mente —el rótulo de falso kilometraje, la regla falsa, el estafador— es fácil ver que el método futurista de tratar con las setenta semanas va mucho más allá de una cuestión de lo literal o lo figurativo. No hay ningún simbolismo que pueda convertir 70 semanas en 350 semanas o convertir 490 años en 2,450 años. No hay ninguna interpretación figurativa que puede aceptar una brecha en una profecía de tiempo. Si es una profecía de tiempo, es una profecía de tiempo. Colocar una brecha en ese tiempo sería falsificar la profecía. Sí, hay justificación bíblica para que un día represente un año. No hay ninguna justificación bíblica para convertir 70 en 350. Hay justificación bíblica para brechas, de brincar de un evento a otro en algunas clases de profecía. No hay ninguna justificación para una brecha en una profecía de tiempo. Colocar una brecha en una profecía de tiempo es destruir la misma profecía —el tiempo predicho es invalidado.

¿Recuerda usted que fueron los apóstoles (no el mismo Jesús) que pensaban que todo se paró cuando su Maestro fue crucificado? Jesús luego tuvo que aparecérseles a ellos, no solo para probar Su resurrección, sino para probar que nada había parado. Jesús dijo que todo estaba a tiempo exactamente como Dios había profetizado:

Así está escrito, y así era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén (Lucas 24:46-47).

Ningún reloj se detuvo. Ningún plan cambió. Ningún paréntesis fue introducido. Todo estuvo a tiempo exactamente como “está escrito” —70 semanas son 70 semanas; 490 años son 490 años.

Insertar lo que No Está

El futurismo inserta varios conceptos en la profecía de las setenta semanas que sencillamente no están ahí, como los siguientes:

  1. El Anticristo hará un pacto con los judíos por siete años.

  2. Estos siete años serán llamados la Tribulación.

  3. Antes de o durante la primera parte de los siete años, los judíos reconstruirán el templo.

  4. A la mitad de los siete años, el Anticristo quebrantará este pacto y hará cesar los sacrificios.

  5. Jerusalén y el tercer templo serán destruidos.

Sin embargo, una lectura cuidadosa de Daniel 9:26-27 revela que ninguno de estos conceptos se menciona. No hay ninguna tribulación, no hay ninguna segunda reconstrucción del templo, no hay ninguna segunda restauración de sacrificios, no hay ningún Anticristo que hace un pacto con los judíos, no hay ningún quebrantamiento de tal pacto, y no hay nada de dos destrucciones de Jerusalén. Ninguna de estas cosas es profetizada. Más bien, son ideas que el futurismo ha insertado en el texto. Son ideas que se presumen ser verídicas. El texto, luego, se lee con estas presunciones en mente. Leer el texto sin estas presunciones resulta en un entendimiento muy diferente de lo que Daniel profetizaba.

Además, el futurismo intenta imponer un orden a los eventos en el texto que no es justificado. El futurismo dice que las cosas tienen que suceder en el orden en que son mencionadas. Muchas veces esto puede ser el caso, pero no es necesariamente así. En la profecía de las setenta semanas, el futurismo nota que cuatro cosas son mencionadas en el siguiente orden:

  1. las sesenta y nueve semanas,

  2. la muerte del Mesías,

  3. la destrucción de Jerusalén, y

  4. la semana setenta.

Basado en esta lista, reclaman que estos cuatro eventos tienen que tomar lugar en el orden dado. Por tanto, puesto que los eventos #2 y #3 se mencionan entre la semana sesenta y nueve y la semana setenta, el futurismo reclama que esto prueba que hay una brecha entre las últimas dos semanas de la profecía. Si esto fuera el caso, habría una brecha de por lo menos cuarenta años desde el 30 d.C., cuando el Mesías murió, y el año 70 d.C., cuando Jerusalén fue destruida. Una vez que el futurismo “descubrió” una brecha de cuarenta años, no vio ningún problema con estirar la brecha de cuarenta años para convertirla en dos mil años.

Sin embargo, tal argumento basado en el orden en que se escribieron las cosas sencillamente no es una regla sólida de interpretación de la Biblia o ninguna otra clase de literatura. La historia y la profecía (predicción de la historia) frecuentemente presentan los eventos fuera del orden cronológico. Para ver un ejemplo bíblico, lea la gran profecía mesiánica de Isaías 53 desde el principio hasta el final. Cualquier persona puede ver numerosas declaraciones que están fuera del orden cronológico. Cuando cualquier texto claramente indica que un evento sigue a otro, entonces ese orden tiene que ser aceptado. Sin embargo, cuando indicaciones claras están ausentes, es posible que podamos descubrir o no el orden cronológico de los eventos.

En realidad, no es necesario buscar más allá de Daniel 9 para mostrar que tal argumento de “orden” no puede probar nada por sí mismo. Note el orden de las cosas en el versículo 25:

  1. siete semanas,

  2. sesenta y dos semanas, y

  3. la edificación de la plaza y el muro.

Ni el futurismo ni ningún otro punto de vista reclama que este orden de palabras prueba que los eventos tomarían lugar en ese orden. Todo creyente con conocimiento (incluyendo los futuristas) está de acuerdo de que la edificación de la plaza y el muro tomó lugar durante las primeras siete semanas (siglos antes de Cristo). No tomó lugar después de las sesenta y dos semanas (que hubiera sido en el tiempo de Cristo). Tenemos que tener mucho cuidado para no poner ideas en el texto que sencillamente no están allí.

Seis Asuntos en Setenta Semanas

La interpretación futurista además dice que no todos los asuntos listados en Daniel 9:24 fueron cumplidos durante la primera venida de Jesús; por lo tanto, el cumplimiento tiene que tomar lugar en algún tiempo en nuestro futuro. Por esta razón, el futurismo dice, se requiere un paréntesis entre las semanas sesenta y nueve y la semana setenta. El argumento se presenta de esta manera (tomando el segundo asunto de Daniel 9:24 como un ejemplo): la profecía dice “poner fin al pecado”; puesto que todavía hay pecado en Israel, la profecía no se cumplió; no se cumplirá hasta el Milenio.

Como respuesta a este ejemplo de enseñanza futurista, considere un texto paralelo. Juan el Bautista dijo, “He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Si imponemos un cumplimiento absoluto sobre las bellas palabras de Juan como el futurismo impone un cumplimiento absoluto sobre Daniel 9:24, entonces tenemos que decir que las palabras de Juan no se cumplieron en el Calvario. ¿Por qué? Porque todavía hay pecado en el mundo. ¿Quién se atrevería a enseñar tal cosa? Una gran parte del artículo “El Tiempo de los Judíos se ha Acabado”, demuestra cómo es que cada uno de los seis asuntos de Daniel 9:24 se cumplieron durante la primera venida de Jesús a la tierra. Numerosos textos del Nuevo Testamento se citan para probar su cumplimiento.

El versículo 24 claramente dice que los seis asuntos se cumplirían durante las setenta semanas:

Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para acabar con las prevaricaciones, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.

Según esta profecía, seis asuntos importantes tenían que cumplirse dentro de las setenta semanas (490 años). Sin embargo, el futurismo coloca el cumplimiento de algunos o todos los seis asuntos fuera de las setenta semanas. La idea es que una brecha es necesaria entre la semana sesenta y nueve y la semana setenta, para que lo que no se cumplió durante las sesenta y nueve semanas se pueda cumplir en una futura semana setenta. Sin embargo, un estudio cuidadoso de la propia enseñanza del futurismo demuestra que algunas de las seis cosas no se cumplen durante ninguna de las setenta semanas.

Hay varias interpretaciones dentro del futurismo sobre exactamente cómo y cuándo los seis asuntos en Daniel 9:24 se cumplen. Uno de los puntos de vista es que por lo menos la base del cumplimiento de los primeros tres asuntos se logró por Jesús en la cruz. Sin embargo, la enseñanza futurista común es que la semana sesenta y nueve terminó con la entrada triunfal cinco días antes de la muerte de Jesús. Por lo tanto, según la teoría del paréntesis de tiempo, Jesús murió en la brecha entre la semana sesenta y nueve y la semana setenta. Imagínese: ¡el futurismo realmente enseña que cinco días después de que el reloj profético de Dios se detuvo, Su Hijo murió en El Calvario! Eso coloca la muerte de Jesús fuera del plan profético de Dios. El futurismo no sólo coloca a la iglesia en el paréntesis, ¡sino que también coloca la muerte, sepultura, y resurrección del Mesías en el paréntesis! Esto contradice directamente el hecho de que Dios planificó la muerte de Jesús antes de la fundación del mundo. Pedro hizo referencia a “la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya provisto desde antes de la fundación del mundo” (1 Pedro 1:19-20).

El futurismo enseña que la semana setenta es una Tribulación futura seguida por el Milenio. A pesar de que los futuristas no están de acuerdo en todos los aspectos de los seis asuntos de Daniel 9:24, parecen tener unanimidad al decir que por lo menos algunos de los seis asuntos no serán plenamente realizados hasta el Milenio. Esto presenta un problema real. Según el mismo programa del futurismo, el Milenio viene después de la semana setenta. Así que, si cualquier cosa en Daniel 9:24 será cumplida durante el Milenio, sería otra vez fuera de las setenta semanas que son los límites para cumplirlo todo según la profecía.

En Daniel 9:24 se indica que todos los seis asuntos tienen que cumplirse dentro de las setenta semanas. A pesar de que maestros futuristas manejan los seis asuntos en Daniel 9:24 en maneras diferentes, parece que todos colocan la mayoría del cumplimiento o en la brecha misma o después de la semana final pero no durante las setenta semanas. Esto sencillamente no satisface los requisitos de la profecía. En vez de aceptar tal teoría, es más aceptable creer que Dios sabía lo que Él profetizó. Es mucho más fácil creer que Daniel 9:24 se cumplió por Jesús exactamente a tiempo —en Su primera venida.

El Templo del Nuevo Pacto

El punto de vista futurista admite que en ninguna parte de la Biblia se profetiza la reconstrucción del templo después del año 70 d.C. ¿Sobre qué, entonces, se basa la presunción de que habrá un tercer templo, por no hablar de un cuarto templo en el Milenio? Se dice que Daniel 9, Mateo 24, 2 Tesalonicenses 2, y Apocalipsis 11 no pueden cumplirse sin un templo reconstruido.

Los primeros dos textos, Daniel 9 y Mateo 24, son ejemplos excelentes de la necesidad de examinar la profecía en su contexto. A pesar de que el futurismo presta muy poca atención a Daniel 9:26, está de acuerdo que Daniel 9:26 hace referencia a la destrucción del Segundo Templo en el año 70 d.C. Sin embargo, la interpretación futurista dice que el próximo versículo, 9:27, hace referencia a la destrucción de un tercer templo en nuestro futuro.

Al leer sólo casualmente a Daniel 9:24-27 se resaltan tres grandes eventos históricos. Recuerde que cuando Gabriel habló este mensaje a Daniel, Jerusalén y el templo estaban en ruinas. En ese contexto, Gabriel predijo lo siguiente:

  1. Jerusalén y el templo serían reconstruidos.

  2. El Mesías (Cristo) llegaría y moriría.

  3. La ciudad y el templo serían destruidos otra vez.

Ahí está. ¿Notó usted que entre los versículos 26 y 27 el templo fue reconstruido otra vez? No, no lo pudo notar, porque no está allí. Aún la interpretación futurista reconoce que Daniel 9 habla de una sola reconstrucción de Jerusalén —la que tiene su cumplimiento registrado en los libros de Esdras y Nehemías. Puesto que no se anuncia una segunda reconstrucción, el versículo 27 necesariamente ofrece más detalles de la destrucción predicha en el versículo 26.

No hay ningún lugar ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento donde se profetiza que una reconstrucción del templo en Jerusalén tomaría lugar después de la destrucción que fue programada para el año 70 d.C. Daniel 9 profetiza una reconstrucción, no dos. Sin una segunda reconstrucción no puede haber una segunda destrucción. Hasta que alguien encuentre una Escritura que claramente prediga una segunda reconstrucción, tendremos que entender que Daniel 9:26-27 hace referencia al año 70 d.C.

En Mateo 24, cualquier declaración que Jesús hizo con relación a Jerusalén y el templo tiene que entenderse a la luz de su contexto. Mientras Jesús y Sus discípulos observaban el Segundo Templo, Jesús dijo: “no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada” (24:2). Él obviamente hablaba del templo en pie en aquel entonces. Jesús habló sólo de la destrucción de ese templo; no da ni siquiera un pequeño indicio de una reconstrucción futura. Hasta que alguien encuentre una Escritura que claramente prediga una reconstrucción después del año 70 d.C., cualquier cosa que dijo Jesús acerca de la destrucción de Jerusalén y el templo, tiene que referirse al templo que Él y los apóstoles estaban mirando cuando hizo Su declaración.

Hay los que, hoy día, tienen sumo interés en ver el templo en Jerusalén reconstruido. Aunque fuera reconstruido, no sería el cumplimiento de ninguna profecía de las Escrituras; ninguna existe. Tampoco sería aprobado por Dios. Al contrario, sería un desafío directo contra el mismo Dios que utilizó a los romanos para destruir el templo en el año 70 d.C. Si los judíos ofrecieran toros y machos cabríos otra vez, sería un insulto absoluto contra el Mesías Jesús, quien hace dos mil años ofreció el sacrifico perfecto tanto para el judío como para el gentil:

En la cual voluntad hemos sido santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y en verdad todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados, para siempre se ha sentado a la diestra de Dios (Hebreos 10:10-12).

Los últimos dos textos que el futurismo utiliza para presumir un futuro templo reconstruido, 2 Tesalonicenses 2 y Apocalipsis 11, son ejemplos excelentes de la necesidad de establecer la sana doctrina de las Escrituras antes de intentar interpretar la profecía. Ambos textos hablan del “templo (santuario) de Dios”. Ambos textos son parte del Nuevo Testamento. El templo de piedra en Jerusalén dejó de ser el templo de Dios cuando Dios mismo rasgó en dos el velo interior a la muerte de Jesús. Aquel templo fue destinado a destrucción como Daniel y Jesús lo profetizaron. No hay ninguna Escritura que profetice una reconstrucción después de eso.

En el nuevo pacto hay un nuevo templo. Pablo preguntó a la iglesia en Corinto: “¿No sabéis que sois santuario (templo) de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Corintios 3:16). Le dijo a la iglesia en Éfeso:

Así que ya… sobreedificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien ajustado, va creciendo para ser un santuario (templo) sagrado en el Señor (Efesios 2:19-21).

Con la sana doctrina apostólica, no hay licencia ni hay necesidad para fabricar otra reconstrucción del templo judío de piedra. Tanto 2 Tesalonicenses 2 y Apocalipsis 11 contienen profecías acerca de la iglesia del Señor. Aquella iglesia es donde Dios mora ahora. Esa iglesia es el templo de Dios.

Jesús Hizo lo que Vino para Hacer

¡Qué mucha oposición enfrentó! ¡Qué muchos obstáculos Él tuvo que vencer! Sin embargo, lo hizo. Jesús cumplió lo que vino a hacer. Los judíos no podían detenerle. Satanás y todos sus demonios no podían frustrarle. El mismo Hades no podía retenerlo. Jesús cumplió lo que vino a hacer.

La noche que Él fue entregado, Jesús le dijo al Padre, “he llevado a término la obra que me diste a realizar” (Juan 17:4). Él había acabado todo —hasta ese momento, y estaba preparado para terminar lo que estaba por venir pronto. Previamente Él había dicho a los apóstoles:

He aquí que subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre. Pues será entregado a los gentiles, y será escarnecido… después que le hayan azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará (Lucas 18:31-33).

Los profetas lo predijeron. Jesús lo predijo. Él lo hizo. Los apóstoles predicaron que Jesús cumplió lo que vino a hacer:

Porque los habitantes de Jerusalén… las cumplieron [las palabras de los profetas] al condenarle. Y… pidieron a Pilato que se le matase. Y habiendo cumplido todas las cosas que estaban escritas acerca de él, bajándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro… Y nosotros también os anunciamos la Buena Nueva de que la promesa hecha a nuestros padres, Dios la ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús (Hechos 13:27-29, 32-33).

Todo en el ministerio de Jesús se cumplió según el plan. El rechazo de parte de los judíos había sido profetizado; era parte del plan. Su muerte había sido profetizada; era necesaria para redimirnos del pecado. Los judíos no podían detener a Dios para que no cumpliera sus promesas, ni tampoco pudo hacerlo Satanás ni el Hades. Creemos en Jesús y lo seguimos precisamente porque estuvo dispuesto y capaz de hacer lo que vino a hacer.

No Sabían Leer la Hora

Jesús lloró. No por sí mismo sino por Jerusalén. En el ojo de la mente, saltó Su crucifixión que se aproximaba rápidamente y se enfocó en la destrucción total de la santa ciudad programada para el año 70 d.C. En menos de una semana, la ciudad clavaría a Jesús en una cruz. Sin embargo, Jesús no lloraba porque era un fracaso. Lloraba porque los judíos fallaron en reconocer a su Mesías que los amaba.

El futurismo reclama que, por el rechazo de Jesús por los judíos, Dios hizo un cambio drástico en sus planes. Reclama que el reino predicho por Daniel tuvo que ser pospuesto por miles de años. Jesús, el maestro real de la profecía, tenía otro punto de vista muy diferente. Él nunca dijo que el rechazo de los judíos causaría que el reino fuera pospuesto. ¡Nunca! Más bien, Él dijo que el rechazo de los judíos causaría la destrucción total de Jerusalén. Escuche Sus palabras:

Y cuando llegó cerca, al ver la ciudad, lloró sobre ella, diciendo… vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos… te derribarán a tierra… y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación” (Lucas 19:41-44).

Los judíos no conocieron el tiempo. Era el tiempo para la llegada del Mesías. Era el tiempo para la llegada del reino. Era el tiempo para cumplir muchas grandes profecías. Dios visitaba Su pueblo, pero Jesús acusó a los judíos de no entender el tiempo de Dios.

Si tu hijita no supiera leer la hora, ¿detendría el reloj hasta que aprendiera? Absurdo. Tampoco Dios detuvo Su supuesto reloj profético cuando los judíos no sabían leer la hora. Más bien, ¡destruyó su ciudad! Daniel ya lo había profetizado. Dios sabía siglos antes cuál sería la reacción de los judíos. Con Dios todo estaba exactamente a tiempo, pero los judíos no podían leer la hora. ¿Podemos leer la hora hoy día?

El Verdadero Paréntesis

La teoría del paréntesis o del lapso está patas arriba y al revés. ¿Por qué? Porque el futurismo ha colocado el eterno plan de Dios entre paréntesis, mientras hacen que el plan que Dios puso entre paréntesis sea Su plan principal. Según el futurismo el plan de Dios para con los judíos es el tema principal de la profecía bíblica. Según este punto de vista, la edad del evangelio en que nosotros vivimos es sencillamente un paréntesis entre el trato de Dios con Israel en el pasado y el trato de Dios con Israel en el futuro.

Sin embargo, la Escritura claramente sostiene el punto de vista opuesto. El tema principal de la Biblia es el plan eterno de Dios para la época de la iglesia. Lo que estaba en paréntesis era el Antiguo Pacto de los judíos. El libro de Gálatas fue escrito porque algunos de los primeros cristianos no entendieron el lugar correcto para la ley mosaica. No entendieron la verdadera doctrina de una brecha. No entendieron de qué se trataban las promesas a Abraham. Pablo les explica:

Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones (Gálatas 3:8).

Las Escrituras previeron la salvación de los gentiles. Todas las naciones son bendecidas en Abraham. ¿Cómo? Por medio de la predicación del evangelio. Los judíos eran un envase usado por Dios para llevarnos al Salvador. Pablo sigue explicando:

Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como refiriéndose a muchos, sino a uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo (Gálatas 3:16).

La promesa fue hecha a Abraham. El cumplimiento vino por medio de Cristo. El paréntesis verdadero en la Biblia es el lapso de tiempo entre Abraham y Cristo. Escuche el próximo versículo:

El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, como para invalidar la promesa (Gálatas 3:17).

He aquí el orden de los eventos:

  1. El pacto y la promesa dados a Abraham.

  2. La nación judía recibe la ley

  3. Cristo cumple la promesa a Abraham.

La ley, el asunto #2, llenó la brecha. Así que surge la pregunta:

¿Para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien estaba destinada la promesa (Gálatas 3:19).

He aquí la brecha (paréntesis) que enseña la Biblia. La ley de Moisés es el paréntesis entre la promesa a Abraham y el cumplimiento de la promesa por medio de Cristo. El paréntesis verdadero de Dios no envolvía ningún reloj defectuoso. No hubo ningún cambio de planes. Todo sucedió a su tiempo según fue planificado:

Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos (Gálatas 4:4-5).

Se Puede Confiar en el Reloj de Dios

La muerte de Jesús no abre un paréntesis. Sino que cierra el paréntesis divino que Dios colocó entre Abraham y Jesús. Cuando Jesús murió, el reloj profético de Dios no se paró. ¡La ley mosaica se paró! Fue clavada en la cruz. ¡Los sacrificios aceptables en el templo cesaron! El velo del templo se rasgó en dos. Todo sucedió según el tiempo de Dios.

Dios les dio setenta semanas (490 años) a los judíos. Ningún reloj engañoso puede extender aquel tiempo. Jesús les dijo a los judíos: “Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos… no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación” (Lucas 19:43-44). Antes de que los 490 años fueran cumplidos, su destino estaba sellado. No hubo problema alguno con el reloj de Dios. El problema fue con los judíos. ¡No sabían leer la hora!

Dios sabía de antemano que los hombres rechazarían a Su Hijo. Fue profetizado en el Salmo 2:

¿Por qué se amotinan las gentes,
Y los pueblos piensan cosas vanas?
Se levantan los reyes de la tierra,
Y los príncipes conspiran juntamente
Contra Jehová y contra su ungido [Mesías, Cristo]…
El que mora en los cielos se reirá (2:1-2, 4).

Esta profecía notable se cumplió cuando Jesús vino a la tierra la primera vez. En Hechos 4:25-28, podemos leer dónde los apóstoles citan y explican una porción de estos mismos versículos:

Que por boca de David tu siervo dijiste:

¿A qué fin se amotinan las gentes,
Y los pueblos piensan cosas vanas?
Acudieron los reyes de la tierra,
Y los príncipes se coaligaron
Contra el Señor, y contra su Cristo.

Porque verdaderamente se aliaron en esta ciudad contra tu santo Siervo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu designio había predestinado que sucediera.

¿Paró Dios Su reloj? ¿Cambió Dios sus planes? ¡De ninguna manera! Más bien, Dios hizo exactamente lo que Él había “predestinado que sucediera” y se rió de los que se opusieron a Su Ungido.

¡Pero espere! Esta no es la historia completa. A través de la Biblia Dios siempre ha trabajado con un remanente. Algunos judíos sí leyeron la hora. Ellos tomaron ventaja del día de salvación que había sido profetizado por tanto tiempo. Fue en Jerusalén de los judíos que la iglesia comenzó. Los doce apóstoles eran todos judíos. Los primeros tres mil convertidos eran todos judíos. Poco después el número de los convertidos creció para llegar a ser cinco mil hombres, todos judíos. La mayor parte del Nuevo Testamento fue escrito por judíos. Es exactamente como Pablo preguntó y respondió: “¿Acaso ha desechado Dios a su pueblo? ¡En ninguna manera! Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín” (Romanos 11:1).

El evangelio y la iglesia no son meramente un programa insertado entre paréntesis. Son el verdadero programa eterno de Dios, abierto tanto para los judíos como para los gentiles. Son el propósito principal de la promesa a Abraham. Son la razón por la cual Jesús vino a la tierra. La profecía de las setenta semanas de Daniel ha sido cumplida gloriosamente. ¡Gloria a Dios!

Textos bíblicos de la Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2018 por HarperCollins Christian Publishing. Citada con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.

Traducido por David L. Elliott et al.

NOTAS:

  1. Hal Lindsey, The Rapture: Truth or Consequences (New York: Bantam Books, paperback edition, 1985), pp. 3-4.

  2. Ibid., p. 184.

  3. Ibid., pp. 1-2.

  4. Tim LaHaye, Apocalipsis Sin Velo, traducción por Cecilia Romanenghi de Francesco (Miami, Florida: Editorial Vida, 2000), pp. 164.

  5. Tim LaHaye y Jerry Jenkins, El Comando Tribulación, (Dejados Atrás 2), traducido por Nellyda Palovsky, (Miami, Fl.: Editorial Unilit, 1998), p. 31.