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Insight #354 – El Calvinismo Examinado #5 – ¿Somos Robots?

Por David Vaughn Elliott


¿Recuerdan la vieja excusa: "El diablo me obligó a hacerlo"? Hay una excusa aún más antigua: "Dios me obligó a hacerlo". Es tan antigua como Adán: "La mujer que Tú me diste por compañera..." (Génesis 3:12).

Dios Es Soberano

La palabra "soberanía" no se usa en nuestro lenguaje cotidiano. De hecho, la palabra se encuentra pocas veces en la mayoría de las versiones de la Biblia. Sin embargo, la palabra suena muy importante y por lo cual podemos caer en el error de darle más peso de lo que merece. Después de todo, es solo un término elegante para referirse a un rey en la antigüedad. Es muy diferente a la posición de los numerosos "reyes" ceremoniales de nuestros días. Un soberano tiene autoridad o poder supremo sobre un territorio. Un soberano es el gobernante principal, la máxima autoridad quien tiene la última palabra. "Señor" a menudo tiene el mismo significado.

¿En qué sentido es Dios soberano? En el sentido de que es Señor y Rey del universo. No está sujeto a nadie. Puede hacer lo que quiera. Nadie puede desautorizarlo. El Salmo 115:3 lo dice claramente: "Nuestro Dios está en los cielos; Él hace lo que le place". Dios es la máxima autoridad del universo. Dios es supremo.

Ya sea que se trate de reyes terrenales o del Dios celestial, la palabra "soberanía" no tiene nada que ver con el control total de todo lo que sucede. ¿La autoridad final? sí. ¿La última palabra? sí. ¿Aquel que causa y controla cada detalle? ¡Claro que no!

La voluntad de Dios no siempre se cumple. Según 2 Pedro 3:9, Dios "es paciente para con ustedes, no queriendo que nadie perezca". Sin embargo, Jesús dijo que "ancha es la puerta y amplia es la senda que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella" (Mateo 7:13). Esto se debe a que muchas personas, habiendo recibido libre albedrío del Dios soberano, rechazan su voluntad.

Dios Da a Los Humanos la Posibilidad de Elegir

Visitemos al Edén. Dios dijo: "pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás" (Génesis 2:17). Al darles a Adán y Eva una orden en lugar de forzar su voluntad, Dios les dio el poder de elegir. En otras palabras, les dio libertad para obedecerlo o desobedecerlo. Pero Dios tenía la última palabra: ¡Él controlaba las consecuencias!

Luego, cuando el hijo de ellos Caín estaba enojado, Dios le dijo: "Si haces bien, ¿no serás aceptado? Pero si no haces bien, el pecado yace a la puerta y te codicia, pero tú debes dominarlo" (Génesis 4:7). Caín, al igual que sus padres, recibió libre albedrío para decidir. Caín no nació totalmente depravado, incapaz de elegir si iba a obedecer a Dios o no. Tampoco nacieron totalmente depravados los israelitas de la antigüedad: "He puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas" (Deuteronomio 30:19). Dios les dio la opción de escoger, al igual que nos la da a nosotros: "El que tiene sed, venga; y el que desee, que tome gratuitamente del agua de la vida" (Apocalipsis 22:17).

El hecho de que Dios es soberano no significa que todo lo que sucede sea Su voluntad. En Su soberanía, claramente ha abierto un período de tiempo en el cual da a la humanidad la opción de actuar en contra de Su voluntad. ¡Esta es la definición de pecado: actuar en contra de Su voluntad!

La Elección Implica Responsabilidad

Al conocido calvinista John MacArthur le preguntaron: "¿Cómo se armoniza la dualidad de la soberanía de Dios y la responsabilidad del hombre? Por ejemplo, si alguien te pregunta: 'Bueno, si Dios literalmente lo causa todo, ¿cómo puede culparme por pecar?'" MacArthur respondió: "Bueno, no sé la respuesta a eso, y nunca he conocido a nadie que la sepa". Lo que MacArthur debería haber dicho es: "Nunca he conocido a un calvinista que sepa la respuesta a eso".

La dificultad de MacArthur para armonizar la soberanía de Dios y la responsabilidad del hombre es claramente el resultado de ver la Biblia a través de una perspectiva calvinista. El calvinismo en su totalidad niega la responsabilidad humana. Por ejemplo, considere la enseñanza de "depravación total". Citamos un sitio web calvinista donde dice que la depravación total significa que "el hombre está espiritualmente muerto... incapaz por sí mismo de elegir el bien espiritual". Pero como ya hemos visto, la realidad es que Dios, en su voluntad soberana, nos ha dado la libertad de elegir.

La admisión de MacArthur de que existe la responsabilidad humana no tiene sentido en el calvinismo, pero sí la tiene en las Escrituras. Si Dios nos hizo nacer tan depravados y muertos espiritualmente que no podemos elegir seguirlo, entonces Dios sería responsable de nuestras decisiones, no nosotros. ¡Qué visión tan terrible de Dios!

No Somos Robots

El Dios soberano, por Su propia voluntad, dio a Adán y Eva la capacidad de elegir. Ellos eligieron pecar, y eso de ninguna manera significa que la descendencia de Adán perdiera la capacidad de elegir. Al contrario, Dios invitó a Caín a dominar al pecado, a elegir la vida. Desde Génesis hasta Apocalipsis, los humanos somos responsables precisamente porque no somos robots. Por nuestra propia voluntad, elegimos servir a Dios o servirnos a nosotros mismos. Ya sea en la Biblia o fuera de ella, la palabra "soberanía" no significa —y nunca significó— control absoluto de todo lo que sucede. Dios no controlaba las decisiones de Adán y Caín. Controlaba las consecuencias en ambos casos.

Dios quiere que le sirvamos, pero no nos obliga. Nos da la opción. Su deseo y oferta de que todos los hombres se sometan a Él se manifiesta con amor en el lamento de Jesús sobre Jerusalén pocos días antes de que lo crucificaran: "Jerusalén, Jerusalén… ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos debajo de sus alas, y no quisiste!" (Mateo 23:37). Jesús anhelaba abrazarlos con amor, pero ellos no quisieron. No los obligó; no eran robots. Nosotros tampoco. Debemos rechazar toda doctrina que, como la excusa de Adán, culpe a Dios por nuestras decisiones.

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NOTA: El propósito de esta serie es examinar bíblicamente varios aspectos de los cinco puntos del calvinismo: Depravación total, Elección incondicional, Expiación limitada, Gracia irresistible y Perseverancia de los santos.

Escrituras tomadas de la Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Copyright © 2005 por The Lockman Foundation. Usadas con permiso. www.NuevaBiblia.com