Salvo, Siempre Salvo

 
 

"Salvo, Siempre Salvo"

Por David Vaughn Elliott


¡Qué promesa tan maravillosa y consoladora! Una vez que estoy en Jesús, nunca me perderé. Si acepto a Jesucristo como mi Salvador, soy salvo para siempre. No importa lo que pase en mi vida, bueno o malo, no puedo perder mi salvación. Estoy seguro por la eternidad.

¿Pero viene esta maravillosa promesa de Dios o del hombre? ¿Recuerdan cuando la serpiente le prometió a Eva: "Ciertamente no moriréis"? ¡Pero sí murió! Tenemos que investigar la fuente de las promesas que se nos ofrecen.

Escuchen al profeta Ezequiel: "El alma que peque, ésa morirá... Pero si el justo se aparta de su justicia y comete iniquidad, actuando conforme a todas las abominaciones que comete el impío, ¿vivirá? Ninguna de las obras justas que ha hecho le serán recordadas; por la infidelidad que ha cometido y el pecado que ha cometido, por ellos morirá" (18:4, 24). Si el hombre justo se aparta de su justicia, morirá siendo pecador.

Razones Para Rechazar "Seguridad Eterna"

Alguien dirá, "Eso era bajo el Antiguo Testamento, antes de que Jesús muriera para salvarnos por Su amor, sangre y gracia". Eso es muy cierto, pero escuchen al Espíritu Santo en Hebreos 10:26-29: "Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados, sino cierta horrenda expectación de juicio, y la furia de un fuego que ha de consumir a los adversarios. Cualquiera que viola la ley de Moisés muere sin misericordia por el testimonio de dos o tres testigos. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que ha hollado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al Espíritu de gracia?"

Esta Escritura describe a aquellos que continúan "pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad". No sólo la escucharon; no sólo la creyeron; sino que la recibieron. Recibieron a Jesús, quien es la verdad. Más claro aún, dice que fueron "santificados". No sólo conocieron la verdad. Fueron santificados, limpiados, perdonados, salvados. Recibieron a Cristo y fueron salvados, pero luego pecaron deliberadamente. Sí, las cosas son diferentes bajo el Nuevo Testamento. ¡El castigo para los cristianos que caen es peor que el castigo para los judíos que cayeron! "Mayor castigo". ¿Por qué? Porque no hay amor más grande que el de Dios al dar Su único Hijo para salvarnos por Su sangre y gracia. Cuando una persona que ha sido limpiada por la sangre de Cristo peca deliberadamente, "ya no queda sacrificio alguno por los pecados, sino cierta horrenda expectación de juicio, y la furia de un fuego que ha de consumir a los adversarios". Esa persona que fue salva —llegó a perderse.

Hebreos dice, "si continuamos pecando deliberadamente". Dios nos ha dado voluntad propia. No perdemos nuestra voluntad propia cuando nacemos de nuevo. Nadie me obligó a llegar a ser cristiano. Y nadie puede obligarme a seguir siendo cristiano. Ni siquiera Dios. En ambos casos, es cuestión de escoger, de libre albedrío. "El que desea, que tome gratuitamente del agua de la vida" (Apocalipsis 22:17). Y, sigue siendo cuestión de nuestra voluntad después de que seamos santificados. Cristianos pueden continuar "pecando deliberadamente" y esperar "la furia de un fuego", el lago de fuego.

Escuchen lo que dice el apóstol Pedro por el Espíritu Santo: "Porque si después de haber escapado de las contaminaciones del mundo por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, de nuevo son enredados en ellas y vencidos, su condición postrera viene a ser peor que la primera. Pues hubiera sido mejor para ellos no haber conocido el camino de la justicia, que habiéndolo conocido, apartarse del santo mandamiento que les fue dado. Les ha sucedido a ellos según el proverbio verdadero: El perro vuelve a su propio vomito, y: La puerca lavada, vuelve a revolcarse en el cieno" (2 Pedro 2:20-22). No se puede escapar las contaminaciones del mundo simplemente reformando la vida. Usted está aún en sus pecados hasta que Jesús le limpie y le salve. También habla de "puerca lavada". Como cantamos, de acuerdo con las Escrituras, "Lávame en tu sangre, Salvador". Aquí tenemos personas salvas que regresan a su vida pasada. ¿Todavía son salvas? Todo lo contrario, "su condición postrera viene a ser peor que la primera". ¿Ha visto usted alguna vez a un perro lamer su propio vómito? ¡Repugnante! Esa es la imagen de una persona una vez salva —y ahora perdida.

Argumentos a Favor de "Seguridad Eterna"

Alguien diría, "Una vez hijo, siempre hijo; puede ser un mal hijo, pero aún es hijo y tu herencia está segura". Pero ¿qué enseña la parábola del hijo pródigo? Sí, era hijo e incluso recibió su herencia de su padre. Sin embargo, se fue del hogar. Su padre no le obligó a quedarse. Algún tiempo después, el hijo despertó espiritualmente y regresó al hogar, confesando sus pecados. Su padre lo recibió con gran gozo. Pero ¿cuál era el estado del hijo antes de regresar al hogar? Escuchen al padre: "Porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado" (Lucas 15:24). Hasta que el hijo regresó al hogar, estaba "perdido" y "muerto". Aún era hijo, ¡pero era un hijo perdido!

Alguien más podría citar lo que Jesús dijo en otra ocasión: "y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre" (Juan 10:28-29). Una promesa maravillosa de seguridad en Jesús. ¿Pero notaron que Jesús no dijo que la persona salva no podría saltarse de su mano? Más bien, estaba diciendo que ninguna tercera persona tendría el poder de arrebatar a una persona salva de las manos de Jesús. ¿Recuerden cuando "muchos de sus discípulos se apartaron y ya no andaban con Él"?(Juan 6:66). Nadie los obligó a dejar a Jesús. Pero tampoco Jesús los forzó a quedarse.

Otra persona señala la promesa que se repite muchas veces de tener vida eterna ahora como en 1 Juan 5:13: "Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna". No dice que obtendrán vida eterna. Dice que "tenéis vida eterna", en tiempo presente. Es ya una posesión. Presumo que cualquiera estaría de acuerdo que tener vida eterna y tener el nombre escrito en el libro de la vida son dos maneras de decir la misma cosa. Ahora fíjese en Apocalipsis 3:5: "Así el vencedor será vestido de vestiduras blancas y no borraré su nombre del libro de la vida, y reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles". Vencer es una condición para que el nombre no sea borrado del libro de la vida. Puede tener su nombre en el libro de la vida y luego tenerlo borrado.

¿Debería mencionar el argumento que se usa a veces cuando un Cristiano se aleja de Cristo? Se dice que el estado posterior es prueba de que nunca se había salvado. Por supuesto, no hay ninguna Escritura que pueda citarse para apoyar esta excusa. Al contrario, la Biblia está llena de exhortaciones para que los cristianos continúen en el camino de Cristo toda su vida. "Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida… El vencedor no sufrirá daño de la muerte segunda" (Apocalipsis 2:10-11). "Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor" (Filipenses 2:12). "El evangelio... por el cual también sois salvos, si retenéis la palabra que os prediqué, a no ser que hayáis creído en vano" (1 Corintios 15:1-2). La Escritura dice que tenemos que "retener". De otro modo, creímos en vano —no nos hizo ningún bien ser salvos.

No debemos abusar de la gracia de Dios: "Porque la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres, enseñándonos, que negando la impiedad y los deseos mundanos, vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente" (Tito 2:11-12). La gracia no es una licencia. La gracia nos enseña a vivir vidas santas. Hebreos ya nos ha dicho que aquellos que regresan a su vida de pecado después de haber sido salvos han "ultrajado al Espíritu de gracia". Abusan de la gracia; no entienden de qué se trata la gracia.

Un Punto Vital

Antes de seguir adelante, se debe hacer una aclaración muy importante. Todo este asunto no es meramente cuestión de refutar una falsa doctrina enseñada por algunas iglesias, ya sea que la enseñanza se llame perseverancia de los santos, seguridad eterna, o salvo-siempre-salvo. Este asunto es muy personal. Se debe reconocer que hay cristianos en iglesias que rechazan esta doctrina pero que viven como si la doctrina fuera cierta. Todo el asunto no se trata meramente de enseñar la sana doctrina; es una cuestión vital personal de nuestra actitud hacia nuestro diario caminar con el Señor.

¿Cómo Somos Salvados en Primer Lugar?

La gracia nos lleva a otra pregunta. ¿Cómo se aplica la gracia por primera vez a nuestras vidas? Es una cosa cuestionar si una persona salva es salva para siempre. De por lo menos igual importancia, tenemos que preguntar: ¿Cómo se salva una persona en primer lugar? Si una persona ni siquiera es salva, él/ella no puede permanecer salva. Antes de ascender a los cielos, Jesús prometió: "El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado" (Marcos 16:16). Pocas semanas después, el apóstol Pedro, bautizado en el Espíritu Santo, dijo a la multitud: "Arrepentíos y sed bautizados cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hechos 2:38). Demasiadas veces hoy día, estos textos faltan en los tratados y los sermones sobre la salvación. Se citan sólo versículos sobre la fe, y luego se invita a la gente a "repetir esta oración". Es penoso decir que la mayoría del mundo religioso ha disminuido el verdadero significado del bautismo y ha substituido una oración como el momento en que los pecados son perdonados.

Con demasiada frecuencia, a los pecadores se les promete que mediante una oración para salvación son salvos y jamás se perderán. Pero debemos preguntar, "¿Dónde en la Biblia encontramos a un pecador recibiendo la salvación mediante una oración?" 1 Juan 1:9 dice, "Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad". Pero esta promesa se dirige a cristianos, no a pecadores. Sobre la salvación de pecadores, el caso de Saulo de Tarso (Pablo) es excepcionalmente instructivo. Tuvo una visión de Jesús en el camino hacia Damasco, pero no fue salvo allí. Más bien, cuando Pablo le preguntó a Jesús que debía hacer, el Señor le respondió: "Levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer" (Hechos 9:6). En Damasco, oró y ayunó por tres días, pero aún no fue salvo. Más bien, el Señor le envió a Ananías (Hechos 9:9-16). Cuando Ananías fue a Pablo, entre otras cosas, le exhortó, "Y ahora, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados invocando su nombre" (Hechos 22:16). Invocar al Señor, sí —en el bautismo. El tener una visión de Jesús no salvó a Pablo. La oración y el ayuno no salvaron a Pablo. Los pecados de Pablo no fueron lavados hasta que fue bautizado, invocando al Señor. ¿Será diferente para ti y para mí?

Dos promesas falsas están entrelazadas. A la gente se les promete salvación mediante una oración y se les promete que, después de la oración nunca se pueden perder. Es tiempo de que la gente abra su Biblia —completa, no sólo algún versículo favorito— para encontrar por sí mismos lo que Dios realmente nos promete. Es tiempo de ser como los de Berea: "Estos eran más nobles que los de Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando diariamente las Escrituras, para ver si estas cosas eran así" (Hechos 17:11).

Estudie el libro de los Hechos y verá lo que dice a los pecadores perdidos de lo que deben hacer con relación a la fe (creer), el arrepentimiento, el bautismo y la oración. Estudie las cartas de Pablo a las iglesias para ver como los cristianos salvos han de vivir sus vidas. Nadie puede ganarse la salvación. Nadie merece la salvación. Pero tampoco nadie puede vivir como quiera vivir y reclamar la gracia de Dios.

Traducido por Jenny Montalvo et al.

Scripture taken from La Biblia de las Américas ® (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation. Used by permission. www.LBLA.com